Cuando decidió que quería tomar clases de teatro, la carioca Giselle Santiago percibió que la mayoría de los cursos de actuación, por ser caros, no eran accesibles para todos. Por eso, años después, ya en la facultad de Artes Escénicas, ella decidió que daría clases gratuitas para llevar el teatro a los jóvenes sin que el dinero fuese una barrera.

Hoy, después de haber organizado casi 20 piezas, la actriz asume el compromiso de llevar diversidad a los palcos en todas las producciones, garantizando, por ejemplo, la inclusión de jóvenes con necesidades especiales. Por eso Giselle se convirtió en una inspiración para uno de sus actores, el joven Arthur F., 10 años, que la entrevistó sobre la profesión.

¿Cuándo comenzó tu pasión por el teatro?

Comenzó cuando yo era bien pequeña. El primer recuerdo que yo tengo es de cuando yo fui a ver una pieza de Ziraldo [autor de libros como O Menino Maluquinho, llamado El Polilla en la versión en español] cerca de mi casa. Cuando vi a las personas arriba del palco, me pareció muy lindo y le dije a mi mamá que quería hacer aquello.

¿Qué transformaciones observaste en la vida de los chicos y jóvenes que tuvieron la oportunidad de actuar en obras?

Yo creo que el teatro cambia mucho la vida de las personas, incluso si ellas no entienden eso en el momento en el que lo están haciendo. Incluso quien no quiere hacer teatro como una profesión, cuando hace una clase, trabaja en conjunto y supera sus miedos. Así, ya pasa por muchos cambios. Tuve alumnos que de tanta vergüenza ni levantaban la cabeza para decir sus nombres el primer día, pero terminaron siendo los protagonistas de la obra de teatro a fin de año.

¿Qué te motivó a dar clases de teatro gratuitamente?

No todas mis clases son gratuitas. Yo también hago trabajos que son pagos porque vivo exclusivamente del arte. Entonces, si yo hiciera todo de forma gratuita, no conseguiría pagar mis cuentas. Pero ofrezco clases sin cobrar porque, cuando yo era niña y me decidí a actuar, vi que era muy caro y que mi mamá no tenía condiciones para enviarme a teatro. Por otro lado, yo vivía en una calle rica en un barrio simple. Entonces cuando había algún proyecto social y necesitábamos llevar el comprobante de residencia, yo nunca era aceptada como becaria porque mi calle, teóricamente, era más rica. Yo no tenía dinero para pagar el curso de teatro ni era aceptada para tener una beca. Cuando entré en la facultad de teatro, conocí un proyecto llamado Teatro en Comunidades, que ofrecía clases gratuitas, y me inscribí para dar clases allí. Poder retribuir con mi conocimiento lo que yo no pude hacer cuando era una niña me pone muy feliz.

En tu opinión, ¿cuál es la importancia de que personajes con necesidades especiales sean representados en el teatro por actores que tienen las mismas características?

Había una época en que las personas creían que quien tenía necesidades especiales debería ser tratado de forma totalmente especial y no podía hacer nada de lo que los otros hacían. Pero, en verdad, esas personas quieren estar incluidas en lo que todos los niños hacen. Estoy haciendo una obra inspirada en el libro ¿Dónde está Boris? [traducción libre], de Janine Rodrígues, y una de las primeras cosas que ella me pidió fue que yo seleccionara una actriz en silla de ruedas. Yo no puedo decir lo importante que eso es porque yo no vivo lo que ella vive, pero la madre de esa actriz vino a decirme que fue muy importante saber que otras personas pueden mirarla y sentirse representadas.

Tus obras poseen, como uno de sus objetivos, combatir el racismo, mostrando que los chicos negros pueden representar todo tipo de personajes. ¿Cómo se hace eso?

Yo creo que todo el mundo puede hacer cualquier personaje. Voy a usar el ejemplo de la obra João e Maria, en la que tú estás participando, Arthur. ¿Quién dijo que João e Maria tienen que ser blancos o tener cabello liso? Yo creo que podemos tener un indígena interpretando al protagonista, o tú, o quien quiera. Quien está mirando percibe que también puede ser personaje principal y eso es lindo.

¿Cómo logras hacer que las clases y las obras sean gratuitas para los chicos?

Yo creo que, cuando se hace una obra profesionalmente en el teatro, los actores no necesitan pagar para hacer y sí recibir porque están trabajando. Es diferente de un curso en el que se paga para aprender y, después, se representa una obra. Entonces, usamos un porcentaje del valor de los ingresos para producir y, a veces, conseguimos concursos [procesos en los que las personas o las empresas se inscriben con proyectos para obtener ayuda financiera] que nos ayudan a financiar las obras, además de colaboraciones o patrocinios de empresas.

Preguntas

1) De acuerdo con Giselle, ¿cuáles son algunos de los beneficios de hacer teatro?
a) Trabajar en grupo y disminuir la timidez.
b) Siempre ganar dinero con las obras y trabajar en grupo.
c) El teatro solo trae beneficios para los chicos que quieren seguir la carrera de actuación.
d) Perder la timidez y siempre ganar dinero con las obras.

2) ¿Ya viste una obra de teatro? Si sí, ¿cómo fue? Y si no, ¿qué historia te gustaría ver?

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