Camila Tauil es una arquitecta apasionada por los deportes. Desde niña, ella siempre estuvo en movimiento, lo que la llevó a lograr conquistas inesperadas. Fue a París a estudiar y, más tarde, participó como voluntaria en los Juegos Paralímpicos de 2024. Esa experiencia la impulsó a inscribirse y ser seleccionada para el Programa de Jóvenes Líderes del Comité Olímpico Internacional (COI). Camila es la única representante brasileña entre los 25 elegidos y, durante los próximos cuatro años, recibirá entrenamientos, además de apoyo financiero e intelectual para desarrollar su proyecto social que integra deporte y comunidad. João B., de 10 años, miembro del Club del Joca, entrevistó a Camila.

Camila Tauil.

¿Por qué quisiste entrar en el Programa de Jóvenes Líderes del COI y cuál es la importancia de ese proyecto para ti?

Yo siempre fui muy apasionada por el deporte, desde niña. En 2019, viví en Francia, en París, para cursar la facultad de arquitectura. Allí comencé a ver bastantes cosas relacionadas con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que serían en París en 2024. Entonces, decidí que estaría de cualquier forma en aquella edición de los juegos. En 2023, me inscribí para ser voluntaria y fui llamada. Cuando volví, quería continuar en ese medio. Un amigo me contó sobre el programa y me dijo que era justo para mí. Estoy muy entusiasmada para ser parte de él porque el proyecto tiene una importancia gigante en mi vida. Es algo que considero una de las pocas cosas donde realmente siento que puedo hacer la diferencia.

¿Cómo fue ser parte del proceso de selección y pasar sabiendo que había más de 5.000 candidatos?

¡Fue una locura! ¿Viste cuando uno se inscribe, pero te invade cierto miedo? Fui haciendo lo mejor a medida que iba pasando por las etapas, pero sin hacerme muchas expectativas para no frustrarme. Tuve que esperar tres meses para tener una respuesta. Después, recibí una invitación para una reunión online, pensando que tendría un proceso bien largo por delante. Hice una pequeña reunión, muy nerviosa, y al final pregunté, como quien no quiere la cosa, cuáles serían las próximas etapas. ¡En ese momento ellos me dijeron que esa era la última! Dos semanas después llegó la respuesta por email y quedé pasmada. Enseguida llamé a mi mamá y a mi hermano y lloré. Me sentí muy orgullosa porque sabía que serían 25 lugares, pero no sabía cuántas personas se habían inscripto.

Leí en la página del Comité Olímpico de Brasil (COB) que desarrollarás un proyecto social. ¿De qué se trata tu iniciativa y cómo piensas realizarla?

En los Juegos Paralímpicos, tuve un contacto más cercano con atletas con deficiencia y me encantó ese universo. Por eso, antes de entrar en el programa del COI, me inscribí como voluntaria en una ONG que realiza carreras de calle y dentro de parques con personas con deficiencia, la mayoría con deficiencia visual. Cuando oí sobre la posibilidad de desarrollar un proyecto social, tuvo mucho sentido continuar con la propuesta de traer actividades físicas para las personas de ese grupo de una forma simple. Entonces, mi proyecto social, que todavía voy a desarrollar bastante con el COI, consiste en utilizar los espacios públicos y las calles para el esparcimiento, aquí en São Paulo — para proporcionar actividades físicas para personas con y sin deficiencia. Quiero que todas estén juntas con un mismo propósito, que es el deporte, y que se ayuden a tener una calidad de vida mejor. Ahí entra mi costado de arquitecta, que es ocupar los espacios públicos para [uso de] la sociedad y no para los coches.

Según tus palabras en la página del COB, tú quieres “transformar vidas con el poder del deporte”. ¿Qué transformación esperas que ocurra en esas vidas?

Yo quiero mostrar el deporte como un medio de bienestar para todo el mundo. La idea del proyecto social, inicialmente, no es hacer que las personas vean el deporte como una actividad de alto rendimiento. Mi objetivo, principalmente para las personas con deficiencia, es que el deporte sea una oportunidad de bienestar y de socialización.

¿Cómo fue la experiencia de ser voluntaria en los Juegos Paralímpicos de París?

Yo fui sola, entonces fue un desafío. Trabajé como jefe de equipo en el estadio de canotaje. Sabía lo que esperar. La energía de una Paralimpíada es algo especial. Todo el mundo con el mismo objetivo, todos amando el deporte y alentando. Eso fue algo que me sorprendió positivamente. Yo no sé si aquí, en Brasil, las personas tienen noción del tamaño de una Paralimpíada. Lamentablemente, aquí todavía es muy poco reconocida y hay pocas transmisiones de los Juegos Paralímpicos en emisoras de televisión abierta o, incluso, en redes sociales. Yo le recomiendo a todo el mundo, que tenga la oportunidad, que vea una Olimpíada o una Paralimpíada y, quien sabe, si quiere, ser voluntario.

¿Qué piensas que el mundo tendría que mejorar para que la Paralimpíada sea tan valorizada cuanto la Olimpíada?

Yo creo que precisamos valorizar más el esfuerzo de los atletas, sean ellos olímpicos o no, porque ya vi muchas entrevistas a competidores donde las personas les preguntan si ellos hacen otra cosa, además del deporte. Es importante entender que, para nosotros, tal vez sea una competencia que vemos de vez en cuando, pero, para el atleta, aquello es su profesión. En el deporte paralímpico todavía hay un preconcepto. Entonces, creo que las personas necesitan dejar de lado el preconcepto y el capacitismo y valorizar más a esos atletas.

João B.

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